Jacinto Guerrero Torres nació en Ajofrín, provincia de Toledo, el 16 de Agosto de 1895. Hijo de Avelino Guerrero Cruz y de Petra Torres Benito. Hijo de familia humilde y numerosa es el mayor de cuatro hermanos: Jacinto, Inocencio, Consuelo y Paquita.
Su padre era el sacristán de la parroquia de Ajofrín y director de la banda del pueblo. La infancia de Jacinto transcurrió alegremente al lado de su padre; le acompañaba en las actuaciones de la banda, en la iglesia tocaba el armonio. Pero esta felicidad se vio truncada por la prematura muerte de su padre de una pulmonía a los 32 años de edad, cuando Jacinto tenía tan sólo 9 años.
Debido a las dificultades económicas, la familia tuvo que separarse: Petra se quedó con Paquita; Inocencio y Consuelo se fueron con unos familiares y Jacinto, por mediación del cura párroco de Ajofrín, ingresa en el Colegio de Infantes de Toledo, en los llamados seises de la catedral.
En 1904 Jacinto Guerrero ingresa en el Colegio Infantes de Toledo. Allí comienza sus estudios musicales de solfeo, violín y piano. Pronto despuntó en sus estudios musicales y a los 12 años compone su primera obra “Salve a cuatro voces”
Después pasa al seminario, donde permanece poco tiempo, ya que no era su vocación ser sacerdote, sino dedicarse a la música profesionalmente. Además de estudiar, Jacinto intenta poner remedio a sus problemas económicos. Gana una peseta como capillero, otra como lector de coro y por las tardes y noches toca en un café de la C/ Hombre de Palo, acompañando con el piano los números de variedades.
Pronto escribe su primera obra significativa y de trascendencia real para su futuro “El Himno a Toledo”. Gracias a esta obra, la Diputación y el Ayuntamiento de Toledo le conceden una beca para estudiar en el Conservatorio de música de Madrid. Jacinto se marcha a Madrid en Septiembre de 1914 a estudiar en el Conservatorio de música.
Además de estudiar, escribe cuplés y coplas para teatros y cafés, toca donde le ofrecen, especializado en bolos de bodas y bautizos.
Se produce, por tanto, un desdoblamiento en la personalidad musical de Guerrero. De una parte los estudios se realizan con seriedad y eficiencia. De otra, intensifica la incansable lucha por darse a conocer, por situar obras o números o simplemente, conseguir que se interprete algo suyo.
Consigue el puesto de segundo violín en la orquesta del teatro Apolo. Este puesto supone algo más: facilita el conocimiento y contacto con músicos, libretistas, actores, cantantes, empresarios, gente de teatro que pueden ser de gran ayuda para sus aspiraciones.
En 1919 estrena su primera obra teatral “El camino de Santiago” pero no obtuvo mucho éxito. En 1920 estrena en el teatro La Latina “La Pelusa” y “El regalo de los reyes”. Como consecuencia de este triunfo, le ofrecen el puesto de pianista en el teatro Fuencarral. Por esta época traslada a toda su familia a Madrid. Este hecho fue de gran alegría para Guerrero, ya que viviría al lado de su madre.
A partir de este momento, comienza la fase ascendente de su producción.
Obras de zarzuela como “La Alsaciana” estrenada en 1921, “La Montería”, “La Rosa del Azafrán” y “El Huésped del Sevillano”, fueron las que consagraron al maestro y que aún permanecen en el recuerdo de todos nosotros.
Poco después viaja a París, donde Raquel Meller estrena su obra Madrid-París.
En 1930 comienza la aventura de conquistar América Latina, llega a Buenos Aires y más tarde a Montevideo y Rosario. Triunfó en toda su extensión.
Vuelve a España dejando el pabellón bien alto y pone en marcha una de sus aspiraciones: tener el mejor teatro de Madrid, El Coliseum.
La desaparición y el cierre de varios teatros de Madrid, le empujan a meterse en esta obra. Hacia 1930 compra un solar en la Gran Vía por dos millones de pesetas. Después de infinitas dificultades que parecían insuperables, por fin se inauguraba en Madrid un gran teatro con capacidad para 1500 espectadores y tres plantas.
El edificio aparte del teatro, acoge dos casas de viviendas, la entrada principal por la misma Gran Vía, con diez pisos, reservado el quinto para el domicilio familiar. Este piso se comunica con el escenario del teatro. Allí vivieron Doña Petra, Jacinto, Inocencio, Consuelo, Paca y Juan el sobrino y ahijado de Jacinto.